Chema Madoz





Chema Madoz se crió en el barrio obrero de San Blas y vivió durante la movida madrileña, pero en una cara más oculta al público y en la que se basaba esta. Se podría definir como una persona de otro mundo, una persona con una personalidad y una mirada muy propia, que se ha permitido seguir jugando. Todo esto se va a ver reflejado en su trabajo, el cual ha conseguido que sea reconocido por la gente.
Compró su primera cámara a los 20 años, eso dio pie a que empezase a trabajar con una cámara analógica, lo que le va a hacer que el espectador interprete como ve la realidad, y en blanco y negro, marcando cierta distancia con la idea de la realidad, llevándolos a un terreno distinto. Esta forma de trabajar le va a dar también más plasticidad y volumen a su trabajo. 
Con sus fotografías crea un mundo muy característico a través de la exploración de los objetos, prescindiendo de los rostros, utilizándolos como medio natural. Estos objetos que encuentra en unos lugares tan simples como un  mercadillo o mismamente en el contenedor de la basura, que son perfectamente reconocibles a simple vista, siendo algo muy accesible, pero que más allá de lo cotidiano escondiendo un trasfondo enorme, muy poético, creando unas metáforas muy sugerentes. Es decir, todo el proceso de creación lo hace él, por eso no trabaja para nadie, a través de ideas que pasmará en unos bocetos que más tarde pasarán a ser esas fotografías tan características. Estando en un continua crecimiento y evolución.

Chema, trabajará con Juan M. Castro Prieto que va a ser el encargado de igualar el trabajo de este en otro tamaño tan simple como complicado, imprimiendo sus fotografías.
Dos ideas que me han llamado la atención sobre este documental han sido ''nadie se merece un diez'' y que algo bonito de la fotografía sea su inutilidad. La primera me ha llamado la atención porque me da a entender que nadie es perfecto, no hay un máximo a la hora de hacer algo, todo el mundo puede llegar a serlo, en un proceso se superación continua.
Y la segunda expresión me gusta porque no creo que a la hora de hacer algo, cualquier cosa, sea necesario buscarle o que tenga un significado o que tenga un fin en concreto










Comentarios